William Shakespeare (1564-1616)

El mayor de los dramaturgos isabelinos y de todo el teatro moderno. Nace en 1564 en Stratford-upon-Avon. No pasa por las escuelas universitarias aunque estudió en el Grammar School de su pueblo donde debió de leer a Séneca y los poetas y comediógrafos latinos. En 1587 se marcha a Londres. Al arte de la escena dedica toda su vida: como actor, director, administrador y coempresario de The Globe, junto al gran actor Richard Burbage.
Shakespeare hereda del teatro inglés el genio irónico y burlón, el suspense, la tensión dramática, la reflexión profunda sobre la condición del hombre y la existencia como una constante en sus comedias. Coincide con Calderón en la apreciación del teatro, al que considera consustancial a la vida misma del hombre, o con la cara profunda y libre de los sueños, aunque no deja que las reflexiones trascendentales se apoderen del tono de la obra.

W. Shakespeare

En sus personajes trata un lenguaje de estilos diversos entremezclados. A comparaciones y metáforas de tono elevado pueden seguir imágenes de la vida más doméstica y corriente. Esta mezcla no está sólo en la comedia, está también presente en sus tragedias y dramas históricos.
Conocemos su producción dramática gracias al First Folio, recopilación publicada por dos actores de su compañía, John Heminges y Henry Condell, en 1623, ocho años después de la muerte del autor. Este libro dividía su producción dramática en Dramas históricos (10), Comedias (15) y Tragedias (11), y de él se hicieron 750 copias, de las que han llegado a nuestros días la tercera parte, en su mayoría incompletas. Gracias a esta obra se conservó la mitad de la obra dramática del autor, que no había sido impresa, pues Shakespeare no se preocupó en pasar a la historia como autor dramático.

LOS DRAMAS HISTÓRICOS Y LAS TRAGEDIAS
Shakespeare se inscribe en la tradición del teatro histórico inglés tomando como argumento preferido la propia historia medieval. La galería de reyes ingleses se convierte en radiografías dramáticas del poder. Los hace subir uno tras otro a escena: Ricardo II, débil y falto de principios; Ricardo III, tirano; Enrique IV, juerguista, poco lúcido y despreocupado de su misión real; Enrique V, que impone el orden y la regeneración moral persiguiendo a bandidos y conspiradores.
En este contexto incluso los dramas de ambientación romana cabe interpretarlos como parábolas del presente. En Julio César, Casio y Bruto comenten un asesinato por motivos diferentes: Casio llevado por las bajas pasiones de odio y la envidia y Bruto, amigo de César, por amor al pueblo romano. Esta historia será contemplada por una sociedad que guarda la memoria de de recientes regicidios: los de Enrique VIII con sus esposas o el de la propia Isabel con la reina María Estuardo de Escocia.
Pero el arte de Shakespeare, no está sólo en mostrar una representación dramática para convertirla en espejo de la historia, además adopta la forma teatral adecuada para conmovernos y hacer que constantemente nos cuestionemos las razones de unos hechos. La sociedad isabelina hereda la concepción política medieval en la que las diferencias sociales y las funciones de cada uno vienen dadas por naturaleza, estando en su cima el monarca con poderes delegados del mismo Dios. El poeta denunciará las intrigas para alcanzar ilegítimamente el poder o el maquiavelismo para conservarlo. Shakespeare admitirá ciertas transigencias con el monarca cuando así lo exija la armonía social.
Un paso más libre en la representación de los dramas de poder lo constituyen las tragedias. Se trata de textos o leyendas anteriores sobre los que Shakespeare es más libre en diseñar sus propios esquemas. Si Julio César es la tragedia del tormento, la duda en Hamlet se presenta de inmediato como la tragedia de la voluntad decidida del protagonista, que no vacila cuando hay que salvar sus legítimos derechos. Hay elementos senequistas como la sangre que llama a la sangre.

LAS COMEDIAS
Shakespeare sigue siendo un dramaturgo ejemplar en sus comedias. Sorprende la variedad de registros que nos descubre su análisis, las combinaciones de tipo estructural y la agilidad de sus diálogos.
Algunas características esenciales de sus comedias son:
- La vis cómica.
- Los juegos de palabras constantes, habilidad que luce el autor en todas sus obras y que son un sello característico. Uso muy frecuente del doble sentido.
- La confrontación de opuestos: clases sociales, sexo, edad, carácter…
- El enredo, a veces caótico, en el que no falta el disfraz, la simulación, el cambio de identidad, etc.
- El reflejo de los tipos sociales de su tiempo.
- El final positivo y amable que restaura el orden alterado durante el desarrollo de la comedia.
Su comedia de mayor lujo compositivo y mayor riqueza de plano y estructuras es Sueño de una noche de verano. En ésta nos encontramos con tres planos de acción:

  • Reinicia con un plano “real” que sirve de marco de la misma. Cuenta la próxima boda del duque Teseo con Hipólita. Tendrá lugar dentro de cuatro días, tiempo para desarrollar las acciones de la comedia. Sobre esta celebración se incrusta otra “real”: Teseo, padre de Hermia, pide al duque Egeo que la convenza para que acepte el amor de Demetrio y olvide a Lisandro. Aparece en escena Elena, que ama a Demetrio sin ser correspondida por él.

  • A este plano “real” se yuxtapone otro puramente teatral, el de unos artesanos que preparan una representación dramática para la boda de Teseo.

  • En la segunda jornada hace irrumpir en escena una serie de personajes de los bosques. Entramos en un mundo de irrealidad, o “plano onírico”. Estos nuevos personajes se apoderan de la obra en las tres jornadas siguientes, sumiéndolo todo en un ambiente de encantamiento y confusión. Oberón, para librarse de Titania, pone sobre sus ojos la flor del amor, que hará que al despertar se enamore del primero que encuentre en su camino. Al despertar Titania se enamora de uno de los artesanos, con cabeza de asno, y de aquí en adelante el hilo argumental se enredará hasta límites insospechados.

Shakespeare acude a lo misterioso, jugando con la alucinación y el sueño de un ballet poético y mágico. Cuando en la última jornada todo parece volver a la realidad, los personajes míticos se apoderan de la acción y vuelven a mandar en ella.
La obra de Shakespeare tendríamos que enmarcarla dentro de la tradición del teatro inglés, desde las moralidades e intermedios, que conoció de niño, de donde toma en parte el ritmo de sus diálogos y el despliegue de su teatralidad.