Vsévolod E. Meyerhold

Nació en 1874 en Penza en la Rusia central. En 1895 marcha a Moscú para estudiar Derecho, pero allí entra en contacto con la vida artística en un momento en que la actividad teatral estaba tomando auge y se creaban compañías privadas. En la Academia de Artes Dramáticas es alumno de Danchenko, quien fundará con Stanislavski el Teatro de Arte. Danchenko invita a Meyerhold a unirse a ellos y este colabora como actor en varios montajes. Stanislavski le ofrece la dirección del "Estudio", una especie de laboratorio teatral en el que experimentar formas distintas de hacer teatro, alejadas del realismo imperante. Empieza a mostrar sus preferencias por el simbolismo. 

El cierre del "Estudio" por desavenencias con Stanislavski provoca su partida a San Petesburgo donde sigue experimentando un teatro no realista en el que salta normas y límites mezclando géneros, autores y actores con público.

En 1917 con la llegada de la Revolución, Meyerhold se convierte en un activista del nuevo Teatro Soviético y es nombrado delegado jefe de la sección de teatro. Allí coincide con Maiakovski e incluso estrena su Misterio bufo  en el primer aniversario de la revolución. Son los años del constructivismo, la consideración de que el arte debe ser funcional y utilitario, lo que le lleva a montajes arquitectónicos en los que el actor no es más que una pieza del engranaje. Meyerhold siente el realismo soviético como una losa para el teatro. Sus tendencias simbolistas y vanguardistas fueron tachadas de alienantes por el régimen soviético y perseguidas, hasta el punto de ser acusado de desviarse de la doctrina soviética. Perdió su teatro y el apoyo de sus amigos quienes le aconsejaban que se retractara de sus teorías estéticas y reconociera el valor del realismo psicológico apoyado por las autoridades. En 1940 fue fusilado y su nombre fue prohibido hasta que en 1955, muerto ya Stalin, fue rehabilitado con todos los honores.

Fueron muchas sus aportaciones al teatro, pero la más interesante es la Biomecánica, una forma de entrenamiento del actor. Para Meyerhold “todo el cuerpo participa en cada uno de nuestros movimientos” Si consideramos que, según su teoría, el trabajo del actor es la creación de formas plásticas en el espacio, es imprescindible estudiar y conocer la mecánica de su propio cuerpo, pues cualquier manifestación de fuerza está sujeta a las mismas leyes del movimiento y la interpretación del actor no es otra cosa que una manifestación de fuerza del cuerpo humano.

El juego biomecánico para Meyerhold es una combinación de lo circense, del deporte y del ritmo, de la danza: equilibrio y movimiento, todo conjugado de un modo ordenado y consciente, con una formulación rigurosa y según leyes escénicas racionales. Esto sirve al actor como medio de expresión de un personaje. El actor entrenado en la Biomecánica perfecciona sus reacciones físicas ante los acontecimientos externos. Su entrenamiento está basado en la teoría de los reflejos condicionados de Pavlov. El trabajo del actor se basa en la cultura física, en el deporte, en un sistema puramente técnico, con un rechazo absoluto del psicologismo en la interpretación. Para ello crea un método de ejercicios de entrenamiento de actores, que es un medio tanto para el entrenamiento físico como para el conocimiento de sí mismo. La naturaleza del actor debe ser especialmente apta para responder a la excitación de los reflejos, lo que significa reproducir con el movimiento, el sentimiento y la palabra, una tarea propuesta desde el exterior. Los modos de expresión se dan para Meyerhold en tres fases:

La intención, que es la fase intelectual de la tarea, propuesta por el dramaturgo, el director o por el propio actor.

La realización, que comprende un ciclo de reflejos miméticos (movimientos y desplazamientos en el espacio) y reflejos vocales.

La reacción que sigue a la realización, que atenúa el reflejo anterior y prepara para una nueva intención, que daría lugar a un nuevo ciclo de interpretación.

Según Meyerhold, no es necesario vivir el sentimiento en escena, sino expresarlo mediante una acción física. Por otra parte, el actor forma parte de un conjunto mucho más amplio de formas plásticas en el escenario.

(Parte de esta entrada está tomada del blog «Artes escénicas» de la profesora Fuensanta Muñoz)