Teatro en Grecia y Roma

Teatro griego
El origen del teatro griego se sitúa alrededor de la figura de Tespis (actor, director, dramaturgo) quien recorría los lugares con su carro de actores hacia la mitad del siglo VI a. de C. Sus actuaciones tenían que ver con las celebraciones en honor a Dionisos y la fiesta de la vendimia, al principio muy simples y con un solo actor. Poco a poco se fue complicando la representación: primero colocó a un personaje y lo hizo dialogar con el actor original; más tarde situó al coro, monocorde, que tendrá una gran importancia a lo largo de todo el teatro griego.
En líneas generales, la tragedia griega presenta las siguientes características:
* Las representaciones teatrales formaban parte de algunas celebraciones religiosas y, por lo tanto, las obras se representaban en unas fechas concretas del año.
* Los festivales eran competitivos: se seleccionaban tres poetas trágicos de entre los concursantes. Cada autor presentaba tres tragedias y un drama satírico.
* El coro: su papel fue disminuyendo a partir del siglo V (danzaban a son de la flauta). Es el elemento más relevante de la tragedia. La tragedia se constituye sobre la dualidad entre coro-personaje. El coro permanece en forma semicircular en la orchestra, su función es principalmente lírica; los personajes están en la escena. El corifeo es el personaje del coro que habla en nombre de todos.
* Los héroes trágicos están por encima de lo humano; la tragedia los expone no como ejemplos que deben ser imitados, sino como reflexión sobre los límites de la naturaleza humana. De ahí el efecto catártico, de purificación, de la tragedia.
* Todos los actores y el coro llevaban máscaras adecuadas a su papel (el uso de máscaras posibilita que los actores jueguen con los papeles: un actor con dos personajes / un personaje con dos actores). Llevaban coturnos para que se les viera mejor. Los actores y el coro eran siempre varones, que debían ser ciudadanos atenienses (aunque el personaje fuera femenino).
La tragedia griega se estructura según el siguiente esquema:

1. El prólogo. Parte que precedía la entrada del coro; es un monólogo que explica el argumento y la situación inicial.
2. La párodos. Canto del coro mientras entra. El coro no se va hasta el final de la obra. El coro es otro personaje más de la obra.
3. Los episodios. Escenas de uno o más actores junto al coro.
4. Los estásimos. Cantos del coro desde la orchestra. Se intercalan con los episodios.
5. El éxodo. Escena final tras el último estásimo. Salida del coro.

Los principales autores de la tragedia griega son Esquilo, Sófocles y Eurípides. Su explicación la puedes encontrar bajo la etiqueta de Nombres imprescindibles.

Frente a la tragedia, la comedia tenía la función de reflejar las acciones cotidianas realizadas por tipos comunes con sus vicios y virtudes. En principio tuvo su origen en la burla de los mitos que se representaban en la tragedia, y estaba constituida sobre todo por obscenidades, burlas y parodias. Los personajes eran el comilón, el viejo achacoso, el avaro, el tonto, el obseso sexual, etc. Es Aristófanes quien comienza a desarrollar comedias más formales, si bien remitian a espacios múltiples y a fantasías no muy ortodoxas. De todas sus comedias sólo nos han llegado nueve. Dos de las más importantes son Lisístrata, una comedia en la que las mujeres se rebelan contra los afanes belicosos de sus maridos, y Las aves, donde dos amigos huyen de su ciudad en la cual están acosados por los impuestos, a un mundo utópico habitado por pájaros, para establecer allí ellos mismos una tiranía. El otro autor de comedias en Grecia se llamaba Menandro. Nos ha llegado muy poco de su obra, en fragmentos además, que han permitido reconstruir algunas comedias, pero se sabe que componía comedias más refinadas que las de Aristófanes, dedicadas sobre todo a la creación de tipos ridículos en sus vicios y costumbres: el adulador, el desconfiado, el supersticioso, etc.

Teatro de Epidauro

Los teatros griegos se excavaban en la falda de una colina, lo que permitía fácilmente formar los graderíos para el público. El graderío ocupaba dos tercios del total y sólo un tercio se reservaba a la escena, donde no había escenografía ni decorado, sino simples columnas de piedra, cuando las había. En el escenario se situaban los actores y el coro. La orchestra o foso antes de los graderíos podía ser ocupada por los músicos y danzarines, pues en el teatro griego estos elementos eran indispensables. El teatro griego mejor conservado y el más grandioso es el de Epidauro. Tiene capacidad para 14.000 espectadores y, convenientemente restaurado, es utilizado por la Compañía Nacional Griega para festivales de verano. Sorprende su magnífica acústica.

Teatro romano
A pesar de la dependencia que el teatro romano presenta con respecto al teatro griego, muy especialmente al principio de su desarrollo, lo cierto es que el teatro romano intensifica algunos temas del teatro griego y va olvidando otros. Para los romanos pasa a ser el teatro un juego, en contra de la concepción griega, que lo consideraba un ritual. Con Roma aparece la figura del empresario, que paga a los actores y autores, y que cobra una entrada al público. Sólo cuando el Estado se hace cargo de los espectáculos teatrales pasan a ser gratuitos. Los romanos apenas cultivan la tragedia y si lo hacen, como en el caso de Séneca, no es para representarla, sino para leerla en voz alta en círculos escogidos. Sin embargo, cultivan con gran fortuna la comedia, crítica de tipos humanos y de costumbres sociales.
Dos son los autores cómicos principales en Roma: Plauto y Terencio. El primero, de origen humilde, era actor hasta que decidió convertirse en comediógrafo con gran éxito. Sus obras representan personajes ridículos por sus deformidades morales, como el avaro de Aulularia, o el soldado fanfarrón en Miles gloriosus. Terencio, que era un esclavo liberado por su amo debido a su inteligencia y talento, era mucho más refinado y recibió la influencia de Menandro, el comediógrafo griego. Su obra completa, más sus traducciones de Menandro, se perdieron en un naufragio.


Teatro Mérida

En Roma el teatro no tuvo el auge que en Grecia, debido a que sufrió la competencia de otros espectáculos de masas, como el circo o las luchas de los gladiadores, y a que el público selecto despreciaba los entretenimientos vulgares como la comedia, la pantomima y el mimo, artes escénicas de gran auge en Roma, lo que algunos consideran como un signo de decadencia del teatro.
Con la caída del Imperio Romano y la llegada del Cristianismo, el teatro prácticamente desapareció, pues la Iglesia recién nacida consideraba el teatro algo demoniaco, y a los actores una especie de endemoniados, ya que podían cambiar su alma para representar a otros. Con estas ideas, el teatro entra en una época de oscuridad, de ocultación y casi inexistencia hasta el comienzo del Renacimiento.

El teatro romano se representaba en espacios provisionales: estrados de madera, carros, etc. A partir del 60 a. C. se construyeron en piedra y mármol, y eran edificios diseñados especialmente para su finalidad. Los construían desde los cimientos y estaban divididos en dos partes iguales, la mitad para el escenario y la otra mitad para los espectadores. El escenario estaba cubierto y se ponían toldos para el público. En España tenemos varios teatros romanos, entre ellos el de Mérida, el mejor conservado del mundo. Alguno como el de Sagunto ha sufrido una polémica restauración.
 

Teatro de Sagunto

Sobre la consideración del actor en tiempos clásicos, sólo tenemos que recordar que los actores (siempre varones, aunque algunas mujeres participaban en los mimos) provenían de clases sociales muy humildes, casi siempre esclavos o libertos; constituían un grupo marginal y mal considerado.